El Spider-verso se supera a sí mismo
La saga de Miles Morales alcanza en su abrumador segundo episodio unos límites que el cine de animación nunca había imaginado
La saga de Miles Morales alcanza en su abrumador segundo episodio unos límites que el cine de animación nunca había imaginado
La joven Halle Bailey deslumbra como Ariel por su carisma y su voz, en la nueva versión de acción real del clásico de 1989. Tras la cámara, Rob Marshall (‘Chicago’)
En la décima entrega de la franquicia de acción y automóviles, Vin Diesel y Michelle Rodríguez protegen a la familia de la venganza de un antiguo enemigo
El guionista de ‘Quien a hierro mata’ debuta en la dirección con una vibrante trama sobre dos padres desesperados (uno, ludópata; otro, policía) y un atraco fallido
En ‘Los Fabelman’, el director de ‘Tiburón’ retrocede a su infancia, traumática pero decisiva. Mientras su familia se resquebrajaba, él empezaba a rodar cine
En la tercera entrega de la saga con Tom Holland, una alteración en el espacio-tiempo provoca el regreso de villanos como el Duende Verde o el Dr. Octopus.
Una década después de perder a su marido, la viuda (Blanca Portillo) se sienta en la mesa con el asesino (Luis Tosar), arrepentido de todas sus atrocidades
El cine de superhéroes alcanzó su cima -tanto en términos artísticos como de taquilla- con la Fase 3 de Marvel, que culminaba en Avengers: Endgame y Spider-man: Far From Home. Desde entonces han transcurrido tres largos años y una decepcionante Fase 4 repleta de series de televisión y secuelas poco inspiradas. La fatiga del público empieza a ser palpable. Pero existe un antídoto, y se llama James Gunn. El director y guionista de Misuri (1966) logra en Guardianes de la Galaxia Vol. 3 lo más difícil: superar el listón que él mismo había establecido en las dos primeras entregas. ¿Cómo? Con una suma de aventuras, acción, ciencia ficción, viajes por mundos extraños, alienígenas, un sentido del humor marca de la casa, un uso icónico de la música (de Radiohead a Springsteen), unos diseños visuales apabullantes y, sobre todo, grandes dosis de emoción. De la que nace del cariño hacia sus personajes.
Esta vez, el argumento se centra no tanto en Quill / Starlord (Chris Pratt) como en el mapache Rocket, que recuerda su traumático pasado cuando lo secuestra un nuevo villano (el Alto Evolucionador) obsesionado con la mutación genética. Drax (Dave Bautista), Gamora (Zoe Saldaña) y el resto del grupo (Groot, Mantis, Nébula) intentarán rescatarlo. Esta familia peculiar volverá a demostrar que la unión hace la fuerza. Ahí reside el corazón de esta historia, en la conexión del espectador con unos protagonistas que se han ganado su complicidad. Y ese es el mayor mérito de Gunn, que en 2014 tomó un grupo de héroes poco conocidos y, sin actores de renombre, dio la mayor campanada de la historia de Marvel. La primera entrega de Guardianes recaudó 800 millones de dólares y le dio carta blanca al realizador, una apuesta personal de Kevin Feige, el mandamás de los estudios. Sin embargo, ni siquiera el éxito de la secuela lo libró del despido, fruto de unos antiguos tuits ofensivos. Ahora, Gunn ha fichado por la competencia, DC Comics, donde ya ha convencido con El Escuadrón Suicida (2021). Pero quería despedirse de su creación, de unos Guardianes que ha forjado a su medida (de la estética a la banda sonora, de los diálogos a los gags visuales). De ahí el tono nostálgico de esta tercera entrega, en la que de nuevo muestra su visión, valentía y conocimiento del material original.