El Spider-verso se supera a sí mismo
La saga de Miles Morales alcanza en su abrumador segundo episodio unos límites que el cine de animación nunca había imaginado
Spider-Man: la espera ha merecido la pena
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Es el evento cinematográfico más esperado de 2021. Ha habido filtraciones, rumores, desmentidos, expectativas. Un acontecimiento solo comparable a lo que Infinity War supuso para la saga Vengadores: el colofón a dos décadas de aventuras del hombre araña. Spider-Man: No way home se podrá (y deberá) disfrutar en pantalla grande este viernes. Acción, humor, un protagonista obligado a madurar y tomar sus propias decisiones… y un sinfín de sorpresas.
Desde que Mysterio hizo pública la identidad de Spider-Man (Tom Holland) en la escena postcréditos de Far From Home, el pobre Peter Parker no da abasto. Los curiosos lo acosan. La policía le persigue. Todas las noticias hablan sobre él, a menudo de forma crítica, como era de esperar de Jonah Jameson (J.K. Simmons). Por primera vez, se siente incapaz de proteger a los suyos, empezando por su tía May (Marisa Tomei) y su amada MJ (Zendaya), así que decide pedir ayuda al único que podría cambiar las cosas: el doctor Strange.
El poderoso hechicero (Benedict Cumberbatch) formula un conjuro para cambiarlo todo y borrarle la memoria al mundo. Pero el riesgo es muy alto… y sale mal. Altera la estabilidad del espacio tiempo, y provoca que de otros universos paralelos regresan viejos enemigos. Supervillanos tan queridos como Dr. Octopus (Alfred Molina, de la estupenda Spiderman 2 de Sam Raimi, con Tobey Maguire), Duende Verde (Willem Dafoe) o Electro (Jamie Foxx, de la fallida secuela de la saga de Andrew Garfield). Eso sí: el Multiverso quizá traiga de vuelta a Nueva York a nuevos aliados del trepamuros…